ESTRELLAS CAIDAS DEL CIELO

sábado, 2 de julio de 2011

Tu momento.

Llega un momento, que no sabes que hacer, no sabes si tu vida merece la pena, si de verdad alguien te quiere o todo el mundo está en tu contra. ¿Porque estás aquí? ¿Porque tú y no otra persona? Simples preguntas que pasan por tu cabeza, preguntas y más preguntas, pero todas ellas sin respuesta. Y es que no encuentras más fuerzas para seguir adelante, para levantarte de nuevo y poder seguir con tu vida, tal y como era antes. Ahora tan solo son lágrimas lo que caen por tus mejillas... Lágrimas y más lagrimas, que no puedes evitar que caigan, porque estás hecha polvo, sin ganas de nada, esas sonrisas que antes eran de alegría en tu rostro ahora son sonrisas falsas simplemente para que la gente que está a tu alrededor no se preocupe por ti y todos ellos piensen que estás bien, que eres feliz.

Verdades que duelen, que se clavan como puñaladas en tu cuerpo, verdades más profundas que cualquier sentimiento que jamás hayas experimentado. No sabes por qué, pero tu estomago se contrae, te cuesta respirar y de nuevo, otra vez empiezas a llorar. Una vez más, y estás harta, harta de que cada día de tu vida sea igual, que cada día tengas que llorar y llorar, porqué por una vez, tan solo una quieres ser feliz y sonreír, con aquella sonrisa que te salía sin pensarlo, sin mirar atrás ni hacia delante, tan solo viviendo el momento.  Pero vivir el momento ya no es lo tuyo, porque vas creciendo y cada día que pasa, tienes que pensar en el que vendrá, en ese futuro próximo, quizás demasiado, pero que si no piensas en él, entonces, todo se te viene encima, pero... si no piensas en el futuro entonces vienen a tu cabeza imágenes del pasado, imágenes que quieres olvidar, momentos que jamás quieres volver a pasar, peleas, gritos, lagrimas, daño... Y todo eso, todos esos momentos, también los quieres olvidar, algunos son más sencillos que otros. Entonces vuelves a caer, pero esta vez de una manera diferente, esta vez con gente a tu alrededor, gente que sabes que estarán ahí para ayudarte a levantar, porque siempre lo han estado, pero tú nunca te has dejado ayudar.

Esa presión en el pecho, la que sentías siempre, la que siempre te estaba molestando, poco a poco va disminuyendo, poco a poco se va, para siempre o quizás hasta que vuelvas a caer, pero por el momento, estás bien, de nuevo, y al fin, puedes vivir el momento, con todo lo que te rodea, observando cada pequeño detalle de tu mundo, porque al fin y al cabo, si vas rápido, a cien por hora, no observas los pequeños detalles, pero cuando frenas cuando disminuyes, te das cuenta de las cosas, te das cuenta de que cada día te espera algo nuevo y que a pesar de todo les tienes a ellos ayudándote, ir lento te hace bien, ir lento hace que todo a tu alrededor se vea con mayor claridad, y al final te das cuenta que eso, es lo que deseas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario